Por Jennifer Barillas.
Octubre sigue levitando a una velocidad vertiginosa y antes de que finalice quiero compartir mi propia aventura sobre la prevención del cáncer.
Con mucho orgullo me he rodeado de mujeres extraordinarias, algunas amigas que han salido adelante con su proceso de cáncer de mama. Otras amigas se han unido a carreras o maratones, otras han publicado diaria y consistente mente mensajes de toma de consciencia sobre hacerse los exámenes y de saber revisarse diariamente.
Durante este mes tuve una cirugía donde tenía, entre otros ocho quistes, uno que parecía sospechoso y que era mejor tomarle biopsia, ya que su crecimiento estaba siendo acelerado. Ya me había hecho mis revisiones en enero, pero a mediados de año me hicieron la sugerencia de extraer tanto los benignos como el sospechoso.
Hablé con mis amigas que habían superado el proceso de quimios y mastectomía y me aconsejaron entrar de lleno a tomar las indicaciones de los especialistas y no darle muchas largas a una decision de carácter vital.
El 12 de septiembre estuve cinco horas de cirugía y con excelentes resultados. Luego de una semana de espera la biobsia salió negativa.
La recuperación fue bastante rápida y con una buena cicatrización. Pero el dolor, la alta sensibilidad que queda por meses tras un procedimiento de esa naturaleza se siente. Y eso me llamó a preguntarme en lo difícil que es para las mujeres que luego de ser sercenadas, deben entrar a un proceso de recuperación para luego entrar a las quimios, e incluso algunas veces, radiación.
Siento aún más un profundo respeto y admiración por mis amigas y todas las mujeres que han sobrevivido a este proceso intensamente doloroso, y que al final han salido heróicamente fortalecidas.