Sofía hacía poco que se había separado del esposo con quien había estado casada por veinte años y un poco más.
Decidió celebrar su libertad con ir a Nueva York y visitar a su hermana en la gran manzana, había soñado muchos años con ese día. Ir a verla sola y conversar como cuando eran niñas. A reírse hasta las lágrimas y crear momentos inolvidables como una vez lo hicieron de niñas.
Sofía era muy afortunada al tener un vínculo tan cercano a pesar de vivir en diferentes países y mundos. Siempre encontraban el tiempo y la forma de mantenerse al día con las exigencias y experiencias cotidianas.
Esa tarde, su hermana Minerva la llevó pabellón de pediatría, del NYU, uno de los hospitales más prestigiosos de los Estados Unidos. Ella estaba tan orgullosa de que su hermana mayor fuese la hermana exitosa que su madre deseaba. .
MInerva nació con una naturaleza noble, se ganaba limpiamente el corazón de las personas que la rodeaban, porque siempre había dulzura y bondad en sus acciones. De tal manera de que además de haber nacido para una labor tan honorable como la medicina, también servía con el corazón a sus pacientes. Por eso no era raro que enviaran cartas de agradecimiento y muchos otros gestos de gratitud y cariño de las agradecidas madres que llevaban a sus pequeños con ella.
Sofía caminaba junto a ella por los pasillos con el corazón lleno de gratitud. Su hermana mayor en verdad era mayor en todos los sentidos. Pero no hizo falta el humor que tenía, Sofía disfrutaba el reírse de sí misma, así que le decía a los colegas de Minerva que era el día de llevar una mascota y que por eso ella andaba esa mañana con su hermana mayor.
El follaje de los árboles en tiempo de otoño era uno de los regalos más preciosos que Sófía apreciaba como unverdadero espectáculo de belleza y poesía natural. Las copas se mecen suavemente con el viento, y los cuerpos erguidos de la naturaleza arbórea se va desnudando despacio, con el contoneo de las copas. El verde se aferra, el amarillo suaviza la caída inminente que sucede con el rojo intenso, como el fuego y el naranja.
Sofía se siente una mujer afortunada, tiene una familia que ama y que la ama, y sobre todo la invade una inmensa sensación de posibilidad y buena fortuna en el porvenir.