Por Jennifer Barillas.

Valerie Young speaks at TED Talent Search 2017 – Ideas Search, January 26, 2017, New York, NY. Photo: Anyssa Samari / TED
¿Por qué las mujeres exitosas dudan de sí mismas?
Esta pregunta la responde la doctora Valerie Young, asesora de empresas internacionales, autora del libro Los Pensamientos Secretos de las Mujeres exitosas. Además, charlista TED.
Su libro me impactó porque lejos de ser otro texto donde se hace alarde de las hazañas de magnates y sus historias de volverse millonarios, este acercamiento es hacia la vulnerabilidad y autenticidad humana. Pero sobre todo, de un enemigo silencioso, uno que ataca a personas exitosas pese a sus logros y esfuerzos.
A pesar de que las mujeres están ahora más capacitadas y educadas que sus pares masculinos. Dato que la UNESCO muestra y valida (ver documento adjunto). Las mujeres siguen siendo menos remuneradas y también dudan de sus capacidades.
Si hacemos el esfuerzo de despojarnos un poco de los juicios adquiridos, este blog no pretende cuestionar la inteligencia y capacidades masculinas o su estado de privilegio como género. El ánimo es de responder un fenómeno recurrente aún en las mujeres que demuestran una y otra vez merecer posiciones de liderazgo, negociar abiertamente un salario equitativo y por qué no, conquistar su mundo bajo sus términos.
Más allá de caer en la superficialidad de tildar todo de «baja autoestima», en este blog comparto razones reales de porqué una mujer no siente que sus logros son suficientes. Pero es esencial comprender primero los conceptos.
El Síndrome del Impostor.
Este síndrome no ataca exclusivamente a mujeres, sin embargo, es interesante saber por qué las ataca a ellas de forma más visible estadísticamente. De cada 10 personas al menos 7 han sufrido en algún momento de su vida el síndrome del impostor.
En la década de los 70´s las sicóloga Suzanne Imes, PhD, y Pauline Rose Clance, PhD, describen por primera vez el fenómeno del impostor. Este ocurre entre los grandes triunfadores que son incapaces de internalizar y aceptar su éxito. Con frecuencia atribuyen sus logros a hechos fortuitos, en lugar de su habilidad y temen que otros eventualmente los desenmascaren como un fraude.
Aunque el fenómeno del impostor no es un diagnóstico oficial que figura en el DSM, (Manual Estadístico de Trastornos Mentales, de la Asociación Estadounidense de Siquiatría) los psicólogos y otros reconocen que es una forma muy real y específica de duda intelectual. Los sentimientos de impostor suelen ir acompañados de ansiedad y, a menudo, de depresión.
Como narra la doctora Young, por su propia experiencia por la época de 1982: «Un día, mientras estaba sentada en clase, otro estudiante comenzó a leer en voz alta un artículo de un par de psicólogos de la Universidad Estatal de Georgia, la Dra. Pauline Rose Clance y la Dra. Suzanne Imes, titulado «El fenómeno del impostor en mujeres de alto rendimiento…ese día en particular, estaba respondiendo a las 162 mujeres de alto rendimiento que Clance e Imes habían seleccionado, entre las que descubrieron un patrón generalizado de descartar los logros y creer que su éxito desaparecería una vez que otras descubrieran el terrible secreto que eran, en de hecho, «impostores».
No está nada más en tu cabeza.
Uno de los ambientes donde nace este síndrome en primer lugar es el hogar, la familia y las escuelas. Y por supuesto, en ámbitos profesionales y laborales. Como el libro asevera.
En las familias tradicionales es muy común poner muchas responsabilidades y obligaciones a las niñas, desde atender tareas del hogar, y ser ejemplares para no mancillar el honor familiar con un embarazo precoz, por ejemplo. Esto lo digo yo, que crecí en un colegio católico rodeada de unos 150 niñas y conocíamos nuestras historias familiares muy de cerca.
Como coach he trabajado con mujeres que son profesionales exitosas pero que cargan con traumas de infancia donde se les imponían obligaciones del hogar como cuidar de sus hermanos menores, ser estudiantes aplicadas, llegar vírgenes al matrimonio, entre otras exigencias que ni los padres mismos podían cumplir. Muy distinto de formar hijos con valores y virtudes de forma equitativa. Ellas por ser niñas cargaban con la mayoría de obligaciones que a un adulto le correspondían.
Estas mujeres, que en su etapa adulta arrastraban con culpas y dolores generados en la infancia ahora se desvaloran en diferentes espacios de acción, entre ellos el trabajo y elegir una pareja muy por debajo de lo que merecen en una relación donde se les trata con dignidad.
Esto pasa en todo el mundo, el no darle a una mujer su lugar. Un ejemplo de sub valoración en el campo laboral es el de Dee Dee Myers, quien iba para secretaria de prensa durante el gobierno de Bill Clinton en Estados Unidos, era una figura cosmética que pensaban utilizar para hacer ver bien al gabinete Clinton.
Myers narra » Yo iba a tener el título de secretaria de prensa de la Casa Blanca, pero mi trabajo iba a ser un poco diferente. George Stephanopoulos sería el director de comunicaciones, quien se encargaría de los pormenores diarios, y yo sería su respaldo. Él tomaría la secretaría oficial de prensa y el ala este; a mí me darían una pequeña ofician en el mismo sitio. El llevaría el rango más elevado en la asistencia presidencial y yo una asistente diputada, un rango más bajo y con menor salario…. De repente me encontré en el predicamento tan común entre las mujeres: Responsabilidades sin la autoridad que le corresponde».
La empresaria exitosa y emblemática Mary Kay fue infra valorada también por muchos años en la empresa donde ella era la estrella de ventas y gestión de talento humano. Afortunadamente formó su propia empresa y creó sus propias reglas, hoy por hoy es de las empresas que más apoya a las mujeres en su desarrollo personal y profesional.
Así como persisten los espacios donde el lugar que nos corresponde está minado, también es cierto que podemos hacer algo al respecto.
Lo que quiero decirte hoy ¿Tiene solución esto?
¡Por supuesto!
Esto que te escribo es porque trabajo con mujeres y me he sentido en ese barco también. Sentir dudas de nosotras mismas y pensar que no tenemos algo especial que ofrecer puede haberte pasado o pueda que te esté pasando. Pero tiene solución.
Primero reconocer que eres única e irrepetible, con eso ya tienes algo único que ofrecerle al mundo. Pero quitando el lado optimista, tomar consciencia de tus logros personales, profesionales, despojada de autocensuras, lo más objetiva que puedas, mírate con amor y honestidad y escribe desde hoy hacia atrás, tus logros. Ese es uno mis ejercicios favoritos, el de la retro cognición o la brecha inversa.
Perfectamente imperfecta.
No necesitas ser perfecta para tener el ascenso, para crear tu propia empresa, para lanzar tu marca personal al mundo, para lanzarte a las redes sociales, para crear tu canal de video, para grabar tu primer podcast, lo que sea… no eres menos capaz que otros. Por el contrario, hasta las mujeres más exitosas han sido saboteadas en su cabeza y por factores sociales, pero eso no las ha detenido para darse su lugar en el mundo.
Pedir apoyo técnico donde haga falta, pero no cuestionarte el ser capaz de lograr tus sueños. Hacer diferenciación de necesitar ayuda es distinto de sentirnos incapaces de lograr objetivos o de que no somos lo suficientemente buenas. Mira a tu alrededor y te darás cuenta de que hay centenas y miles de personas haciendo lo que tú haciendo lo que tú y sin ser perfectos.
Auto aceptación radical. En algunos casos toma tiempo el aprender a reconocernos nuestros logros, cualidades y capacidades. Lo importante es darse ese espacio de auto conocimiento. En lo diario, reconoce antes de irte a la cama, darte gracias a ti misma por lo que has logrado hacer en el día. Celébrate tus logros, eres la persona más importante que debe reconocerlo y celebrarlo, si alguien más lo hace, ya es ganancia.
Olvida las comparaciones, tu único parámetro debes ser tu misma. Bloquea los distractores, primero las redes sociales, las conversaciones con personas que se deleitan con la crítica ajena y la censura. Invierte tu tiempo y recursos en tu propio crecimiento, lo mereces.
Como padres.
Comenzar por examinarnos como padres si estamos exigiendo más a nuestras niñas que a los niños, si estamos dejando de darles a las niñas el estímulo y reconocimiento que merecen cuando se han desempeñado de forma sobresaliente. Cultivar su autoestima en un ambiente que fomente su autoconocimiento tanto de sus cualidades como áreas de mejora. Y por supuesto, reconocer a los niños por lo que hacen y estimular a la mejora cuando dejan de hacer, independientemente de su género.
Como jefes.
En el ambiente laboral lo mismo, reconocer, y además remunerar de forma equitativa. Y en esto hay mucho terreno que abarcar todavía. Pero guardar silencio o ignorar el problema no ayuda a que se arregle. Seamos parte del cambio. Y si eres colaboradora y sientes que estás infra valorada, es tiempo de aprender habilidades de negociación y apoyarte con una coach de vida que te ayude a crear dentro de tu plan de vida un crecimiento profesional y personal.
Todas podemos entre todas.
Como coach creo que podemos servir a otras mujeres para afiancen su auto confianza, a que fortalezcan su voz; sean persistentes con sus metas, sus sueños y objetivos. Como amigas, también podemos hacer mucho, como hermanas, como vínculo afectivo podemos ser apoyo. También podemos ser apoyo a quienes están bajo nuestro liderazgo, todas podemos ayudarnos entre todas.
Aprender a darnos un espacio para la imperfección, para fallar con el fin de aprender, a mirarnos de forma honesta, sin victimismos es más productivo que dejar la playlist de los lamentos y dudas. Recuerda que todo está ya dentro de ti. No te hace falta nada más que darle stop a la música triste en el interior y poner algo distinto que te haga saltar, bailar y tener la vida que mereces.
Acerca de la Dra. Young: Valerie fue directora de marketing estratégico en una empresa de Fortune 200, ha compartido sus consejos prácticos y orientados a soluciones con ejecutivos, gerentes y profesionales de las principales corporaciones de Estados Unidos, Canadá y Europa
https://www.apa.org/gradpsych/2013/11/fraud